La banda mas grande de la movida

damas gratis: la banda
pablo lescano: (vos y teclado)
romy lescano (coros)
el huguito (bajo)
carlos ( en los timbales)
becho (en la bateia)
yankee ( animador)
damas gratis: la banda
pablo lescano: (vos y teclado)
romy lescano (coros)
el huguito (bajo)
carlos ( en los timbales)
becho (en la bateia)
yankee ( animador)
Ángel Navarro, el baterista del grupo bailantero Damas Gratis, fue condenado hoy a 4 años de cárcel acusado de matar de un balazo a un joven futbolista, en un episodio ocurrido en febrero de 2002 en la localidad bonaerense de Munro.
El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro condenó al músico por el delito de homicidio culposo, al considerar que mató a Martín López de manera accidental, y ordenó su inmediata detención.
El baterista había llegado al juicio oral en libertad, aunque no concurrió a la jornada de hoy. En caso de que no se presente ante la justicia inmediatamente, será declarado prófugo.
El asesinato ocurrió en febrero de 2002 cuando Navarro, de 18 años e integrante del grupo Damas Gratis, fue apresado luego de que un amigo de su infancia, Martín López, murió al recibir un balazo en el pecho en el interior de la Villa Borges, de la localidad de Munro.
Los Auténticos Decadentes y Fidel Nadal se subieron a la caravana de la cumbia villera y compartieron escenario con Damas Gratis, uno de los tanques de la nueva movida tropical. Detrás del cartel tripartito, hay algo más: se trata de la consolidación definitiva de un nuevo híbrido musical, compartido por chabones “del palo”, que va y viene "de la calle". ¿Y vos, de qué lado estás?
Mariana tiene jeans gastados, zapatillas y una remera con varias decenas de lengüitas stone. Su típico flequillo viejita está pegoteado a su frente por la transpiración: en el local hace mucho, mucho calor. La gente arde por la música, el alcohol y la danza del estrógeno y la testosterona. Chicos con remeras de los Redondos y Los Piojos se abalanzan sobre aspirantes a diosas, las abrazan cuando pasan a riesgo de comerse un cachetazo o les tiran del pelo, una forma nada sutil de llamarles la atención. También hay pibes y pibas vestidos con equipos de gimnasia, y otros a los que tu abuelo podría describir como “de elegante sport”. El calor no perdona a ninguno. En especial, cuando sobre el escenario se planta uno de pelo largo, con un teclado en la mano, y dice: “Las manos de todos los negros arriba y arriba, porque éste es el show de Damas Gratis”. La frase se repite como un mantra manuchaoesco entre fragmentos de canciones de cumbia villera, la nueva maravilla de la interminable factoría argentina de música “tropical”. Dos mil personas muestran sus palmas, al tiempo que se desata el pogo (que no será el más grande del mundo, pero tal vez sí el más violento). Casi dos horas más tarde, la respuesta del público será igual de entusiasta cuando salgan a escena Los Auténticos Decadentes, con su inagotable cantera de hits nacionales y populares. El lugar se llama Infierno, queda en Monte Grande y esta noche está encantador. De verdad.
El guitarrista de los Decadentes, afirma que llamaron a Lescano porque escuchan las canciones que éste compuso para Flor de Piedra y su nuevo grupo, Damas Gratis: “Nos llamó la atención que se produjera una especie de movimiento nuevo. La cumbia estaba muy estancada en las canciones de amor”. Entonces, completa Cucho, “apareció esto, que es más rebelde, está más ligado al reggae y al rap.
La cumbia gangsta...”. El nuevo paso de la alianza Decadentes–Damas Gratis fue una presentación conjunta en “Pasión tropical”, el programa bailantero que emite Azul. Allí hubo un popurrí de temas de ambas bandas, que no se repitió en Infierno, el local de Monte Grande, por motivos de agenda: Lescano y los suyos tenían ¡nueve shows! durante esa noche.
En realidad, Decadentes y Damas Gratis también debían cruzarse en Escándalo, la bailanta de City Bell famosa porque fue el último lugar donde tocó Rodrigo. Pero allí no hubo otra música que la de algunos bombos: en la puerta del local se armó un piquete con quema de neumáticos incluida. Las noticias que llegaban al búnker de los Decadentes decíanque, la semana anterior, los patovicas del lugar habían matado a un chico y que sus parientes habían decidido tomar el toro por las astas.
Mantenerse despiertos hasta la hora del otro show no fue problema para los músicos, quienes se movieron hasta el departamento de Nito (ubicado en el mismo edificio que la oficina de la banda). Cucho ni siquiera se planteó aguantar: se durmió una buena siesta nocturna. En el plantel había dos bajas: Jorge Serrano, cantante y autor de varios hits Decadentes, estaba con fiebre y dolores de cabeza; Mariano Franceschelli, el baterista, regresó con mononucleosis del último viaje de la banda a México (fue bien reemplazado por Chachi, el hermano de 16 años del percusionista Martín La Mosca Lorenzo). En casa de los Montecchia había un pijama party organizado por las hijas del guitarrista y sus amiguitas, quienes se deleitaban con la música de... Damas Gratis y Flor de Piedra. “Ahora nosotros tomamos el control/ somos los dueños del pabellón/ estamos cansados de tanta represión/ y vamos a salir de esta prisión”, cantaban las nenas. “Yo quiero tomar cocaína/ me tomo una bolsa y estoy pila pila”, cantan un rato después 3 mil personas en Monte Grande. La letra dice “vitamina” en lugar de “cocaína”, pero nadie le da bola al detalle. En una suerte de patio cubierto ubicado detrás de Infierno, tres Decadentes reflexionan sobre las letras de la cumbia villera.
La fiesta del Multipalo”, pregona el cartel de la puerta de Infierno. Los números fuertes son Damas Gratis, Los Auténticos Decadentes y Fidel Nadal (“ex cantante de Todos Tus Muertos”, aclara el anuncio). La entrada cuesta 5 pesos y apenas se traspone la puerta aparece un gran galpón convenientemente decorado, con una barra que ocupa todo el costado izquierdo, el escenario al fondo (sobre el guardarropas), y los baños y pequeñas barras a la derecha. Una es, en realidad, un quiosco de chapa típico de plaza con un cartel que dice “banco de semen” (¿?). El vaso de medio litro de cerveza cuesta 3 pesos (4 si se le agrega menta o granadina) y la soda 2. Con el calor del lugar, los que están detrás del mostrador no dan abasto con los pedidos. La gente recibe bien a Fidel y su banda Anbesa, que despliega su reggae religioso–militante. Después suben Jimmy y el Combo Negro, uno de los proyectos de laboratorio de Lescano. Detrás de escena, el cantante de Damas Gratis llega, saluda a todos muy rápido y da instrucciones. Los músicos enchufan y le meten para adelante. ¿Prueba de sonido? Bueno, así podrían considerarse los primeros diez minutos del show, que dura veinte. A nadie le interesa. A la derecha de Lescano se ubica su hermana Romina, corista pequeña, atractiva e inaudible a la que el cantante parece muy apurado por vender (literalmente, aunque en joda); a la izquierda está el guitarrista del grupo, con gorra jamaiquina y remera de Bob Marley; atrás, dos percusionistas y un bajista chiquito que parece un accesorio de su instrumento.
Mientras la gente arde, varios de los Decadentes se enfervorizan al costado del escenario. Otros prefieren la tranquilidad del camarín, donde se amontonan amigos y desconocidos por igual. En las mesas hay gaseosas de nombres rarísimos y whisky de Primera A, sandwiches de miga e instrumentos de viento. Andrea, la fan número uno de los Decadentes, se ríe cuando Cucho le propone formar una banda con ella (rebautizada Oaky) y algunos personajes amigos. “Tendrían que salir todos pintados de plateado”, bromea el cantante. La chica es de las que no se pierden ningún show: se vino en colectivo desde Villa Urquiza y planea volverse en el mismo medio a las 6 de la mañana. Al final, la combi de la banda la acerca hasta Palermo.
Pablo Lescano termina su set y en el backstage lo esperan seis niñas: cada una pagó 5 pesos para sacarse una foto con él. Cumple con el trámite y antes de salir disparado hacia su próximo compromiso, invita a Fidel Nadal a sumarse a la caravana. El ex TTM, que grabó un tema para su próximo álbum en compañía de Damas Gratis, acepta de buena gana.
"EL PIBE DE ORO"
lograr que Pablo Lescano deje de sonreír. Motivos para la alegría no le faltan. A los 23 años, es una maquinita de facturar gracias a sus canciones. Además, le va muy bien con las chicas, que se matan por un beso suyo. Siempre viste equipos de gimnasia importados; tiene el pelo negro, enrulado y largo, y un brillo atorrante en los ojos. Aunque ya ganó lo suficiente como para comprarse una casa fuera de su vecindad de todaParece tarea imposible lograr que Pablo Lescano
de sonreír. Motivos para la alegría no le faltan. A los 23 años, es una maquinita de facturar gracias a sus canciones. Además, le va muy bien con las chicas, que se matan por un beso suyo. Siempre viste equipos de gimnasia importados; tiene el pelo negro, enrulado y largo, y un brillo atorrante en los ojos. Aunque ya ganó lo suficiente como para comprarse una casa fueraParece tarea imposible la vida, sigue viviendo en La Esperanza, un “barrio carenciado” de San Fernando. Allí comenzó su carrera musical: a los 11 sacaba melodías en un teclado robado; dos años después ya tocaba y componía en Capricho de Luna. La suerte comenzó a mostrársele favorable como parte de Amar Azul, grupo en el que escribió el hit “Yo tomo licor”. Pero estaba harto de ver grupos bailanteros formados por carilindos que hacían (hacen) playback sobre melosas letras de amor. El quería subirse al escenario con la misma ropa que usaba todos los días y cantarle con orgullo al cóctel de sexo, drogas y actividades non sanctas que veía en su barrio. Y lo logró, claro. Primero armó una banda llamada Flor de Piedra con gente que reclutó en el barrio, en lo posible con antecedentes policiales. En septiembre del ‘99 salió el primer álbum del grupo, La vanda más loca. A caballo del hit “Sos botón”, el disco superó holgadamente la certificación de platino. Cuando Lescano compuso las canciones del segundo CD, Más duros que nunca, ya tenía en mente su proyecto más personal, Damas Gratis. Para los pibes, el debut del grupo en el que lo secunda su hermana Romina, salió en octubre del 2000 y lleva vendidas más de 40 mil placas. Cada fin de semana es un maratón de shows: están en su momento y no quieren ni pueden parar. Lescano sigue sonriendo de su vecindad de toda la vida, sigue viviendo en La Esperanza, un “barrio carenciado” de San Fernando. Allí comenzó su carrera musical: a los 11 sacaba melodías en un teclado robado; dos años después ya tocaba y componía en Capricho de Luna. La suerte comenzó a mostrársele favorable como parte de Amar Azul, grupo en el que escribió el hit “Yo tomo licor”. Pero estaba harto de ver grupos bailanteros formados por carilindos que hacían (hacen) playback sobre melosas letras de amor. El quería subirse al escenario con la misma ropa que usaba todos los días y cantarle con orgullo al cóctel de sexo, drogas y actividades non sanctas que veía en su barrio. Y lo logró, claro. Primero armó una banda llamada Flor de Piedra con gente que reclutó en el barrio, en lo posible con antecedentes policiales. En septiembre del ‘99 salió el primer álbum del grupo, La vanda más loca. A caballo del hit “Sos botón”, el disco superó holgadamente la certificación de platino. Cuando Lescano compuso las canciones del segundo CD, Más duros que nunca, ya tenía en mente su proyecto más personal, Damas Gratis. Para los pibes, el debut del grupo en el que lo secunda su hermana Romina, salió en octubre del 2000 y lleva vendidas más de 40 mil placas. Cada fin de semana es un maratón de shows: están en su momento y no quieren ni pueden parar. Lescano sigue sonriendo
Pablo Sebastian Lescano se crió en San Fernando, una localidad situada al norte del Gran Buenos Aires. De chico fue muy rebelde. Sólo gracias a las exigencias de Norma, su mamá, y a la ayuda de maestras particulares terminó sus estudios (primarios y secundarios). Luis, su padre trabajaba de repartidor de bebidas gaseosas. Tomó el ejemplo laburante de sus padres: “Nunca robé, mis viejos me educaron para que no lo hiciera. Tuve oportunidad de hacerlo, pero no me dio”.
De muy chico tuvo vocación por la música. Su carrera la inicio a los 12 años en una banda de la zona norte Sueño de amar. Luego actuó con su teclado en Capricho de Luna y más tarde, se participó en Amar Azul y fue en esta banda dónde compuso sus primeras canciones.
Mientras estaba en Amar Azul, Pablo notó que la cumbia que solía representar con letras claras los más variados aspectos de la vida común de las personas con ritmos alegres, había omitido enfocar algunos otros temas que el prejuicio y la hipocresía colectiva endilgan sólo a los sectores más marginales. Comenzó a escribir sobre las vivencias en las villas, sobre el enfrentamiento entre ladrones y policías, sobre las drogas y sobre las consecuencias de la marginación
Así nació su primera creación. Pablo convoco a Daniel Lescano para ser el cantante de Flor de Piedra. El nuevo grupo tuvo una aceptación inmediata, revolucionando el género tropical. Inmediatamente surgieron numerosas bandas que intentaban subirse al éxito logrado por la creación de Pablo Lescano, copiando su estilo.
En febrero de 2000 sufre un accidente con su moto y se ve obligado a cambiar Amar Azul por una cama y los escenarios por el reposo. Sin embargo, la música lo acompañaba en su convalecencia y comienza a gestarse Damas Gratis. Seis meses más tarde Damas Gratis era una realidad. El éxito fue inmediato y arrollador. Indudablemente el público estaba esperando esta temática sin hipocresías en su música. El 2006 lo encuentro a pablo en el medio de mucho exito presentando su material "Sin Remedio" despues de 2 años casi sin sacar cd, "Sin Remedio" esta batiendo records de ventas.